martes, 10 de diciembre de 2013

LA CARRERA DE LA VIDA

Esta es mi pequeña historia sobre la carrera más importante de mi vida, la cual he vencido.

La carrera en sí duraría todo el año 2013 y la podría dividir por etapas.


                                              1ª ETAPA- COMIENZA LA PESADILLA


La primera etapa comenzaba el 31 de enero en el hospital Juan Grande de Jerez, donde acudo a urgencias por un dolor en el abdomen y vómitos. Después de hacerme las pertinentes pruebas deciden dejarme ingresado, con el pronostico de una posible apendicitis. Esa noche me sube mucho la fiebre y la paso fatal. Por la mañana después de hacerme una ecografía, me diagnostican finalmente apendicitis, por lo que me intervienen esa misma mañana.
La operación en teoría sale bien, la apéndice un poco necrosada, pero sin llegar a perforar.
A los tres días deciden darme el alta hospitalaria, a pesar de tener unas décimas de fiebre. Llego a casa con molestias y fiebre. Paso mala noche y al día siguiente estoy aún peor, con lo que decido de nuevo ir a urgencias de ese hospital.

La doctora que me atendió en un primer momento no veía nada raro en que tenga fiebre después de una operación tan reciente. Me hace unas analíticas de sangre y algunos valores salen alterados. Finalmente decide dejarme hospitalizado. Pero dicha doctora parecía que me estaba haciendo un favor.
Pasan los días y me hacen una serie de pruebas, hasta que un día mediante un TAC me ven que tengo un acceso de pus bastante importante, por lo que deciden de nuevo operarme.
De la operación salgo fatal, con muchísimos dolores. No me calmaba ni la morfina ni ningún otro calmante.
Pasan los días y la fiebre con la que vuelvo a ser ingresado permanece. Días con más, otros días con menos. Pero no hubo ni un sólo día que desapareciera.

Me siguen haciendo pruebas, incluso del corazón. Los médicos me llegaban a decir "Sergio, no sabemos qué es lo que tienes". Incluso pensaban en darme el alta sin diagnostico alguno. Había días que ni pasaban a verme. Se les fue tanto de las manos que mi caso se lo pasaron a una internista. Ésta me quería operar hasta del corazón, del páncreas, y de otras patologías que en principio ni padecía. No tenía tampoco ni idea. Los días pasaban y yo cada vez peor y con más fiebre. Hasta que el día 25 de febrero me sube tanto la fiebre que ya mi cuerpo no aguantaba más. En un primer momento los dos cirujanos que un principio me seguían deciden abrirme y ver realmente que me pasaba (cosa que deberían haber hecho mucho antes). Después de haber hablado los cirujanos con los anestesistas, estos se niegan ya que en hospital no disponen de UCI.

Me tienen que trasladar al hospital más cercano que dispusiera de UCI.  Me trasladan en una uvi móvil al Puerto de Santa María, al hospital de "Frontela". Llego sobre las 22:30 h., inmediatamente me meten en la UCI y seguidamente viene el cirujano de guardia a verme, el cual me dice: "Sergio, he estado hablando con los cirujanos de Jerez y viendo los informes médicos que me han mandado he decidido abrirte y a ver que pasa". Yo en ese momento ya me daba igual todo, lo único que quería era que hicieran lo que sea con tal de salir de todo esto.

En la misma UCI me preparan para quirófano. "Rápido, prepararlo que tiene que estar en quirófano ya" oía decir a los médicos. Así que sin anestesia ni nada me ponen un catéter y demás "chismes". Corriendo para quirófano, por el camino veía a los médicos y enfermeros muy alborotados, ya presentía que la cosa era más grave de lo yo creía.

Ya en quirófano, y aún despierto, me ponen más aparatos, hasta que ya me quedé anestesiado. A mitad de operación me despierto, escuchaba de todo. "Rápido que se nos va", "Hay que ver el marrón que nos han mandado de Jerez", "Hay que ver los familiares, los pobres..." "¡Cuidado que se nos despierta!". Era una sensación de impotencia, el querer gritar y no poder, el querer moverme y no poder. Pasarían calcúlo que unos dos minutos hasta que me volvieron a dormir.

Después de unas horas de intervención, en la que finalmente y después de estar lavando casi tripa por tripa, vieron que tenía perforado el colon, con lo que me tienen que cortar un trozo y realizarme una colostomía (llevar una bolsa).

Despierto al dia siguiente y me veo que estoy en la UCI, entubado y lleno de aparatos, drenajes, sondado, vendado de cintura para abajo.... Viene el cirujano que ME SALVÓ LA VIDA,  Don Marcos Alba y me explica por encima lo que me han tenido que hacer y que me han tenido que poner la bolsa. En ese momento me quería morir, me dijo que sería temporal, de seis meses a un año. Yo le preguntaba que si sería seguro, que me dijera la verdad y que si iba a ser para siempre. El me decía que no, que sería temporal, aunque yo en ese momento creía que me lo decían para que no me viniera abajo.

En principio tendría que estar en la UCI unos 5 días, pero no pasaron ni 2 cuando me pasan a planta. Aunque por lo visto había que esperar 10 días para que mi vida no corriera peligro.

Pasan los días y voy mejorando a un ritmo veloz, poco a poco me van quitando aparatos y por fin voy levantándome de la cama después de estar mucho tiempo postrado en ella.

El día 15 de marzo me dan por fín el alta hospitalaria y aquí terminaría la larga 1ª etapa.


                                      2ª ETAPA- CONVIVIR CON UNA COLOSTOMIA


La verdad es que desde un primer momento no me lo tomé del todo mal y me acostumbré pronto a ella. Pero con ello no quiero decir que fuese fácil. Era un cambio importante en mi vida. Tuve que aprender a manejar una cosa que para todo el mundo en estas circunstancias es una novedad y algo que no es natural. No tuve más remedio que familiarizarme con ello.

Se acercaba Semana Santa y suelo ir a custodiar desde hace unos años a los pasos. Un compañero y amigo, más bien un hermano, Jairo, me pidió el favor cuando fue a verme una de tantas veces al hospital que si no me importaba dejarle mi placa para salir con ella en uno de esos pasos. Por supuesto que le dije que sí, pero no hizo falta. Un día antes le dije que no, que yo le acompañaba a custodiar ese paso. Era Martes Santo, y salimos los dos juntos en el Palio. Aguanté como pude, pero terminé el recorrido y pude acompañar hasta la recogida. El jueves me llama Jairo y me dice que el va a custodiar también al Nazareno. Le eché ganas y fuerzas y le dije que yo también iría. En un principio pensaba no hacer el recorrido entero ya que esta procesión es bastante larga y mi cuerpo en estas circunstancias no iba aguantar. Finalmente me incorporé sobre las 6 de la mañana, es decir, sólo una hora después de su salida del Templo. Pensaba que no aguantaría todo el recorrido. Además hizo bastantes paradas largas ya que lloviznaba. La verdad es que estaba cansado, incluso los compañeros me decían que no la hiciera entera, pero ya que estaba allí decidí llegar a la recogida. Lo pasé fatal, pero terminé.

A los dos meses después de salir del hospital empiezo a correr poco a poco. No podía ni con 100 metros. Me veía incapaz, pero todos los días salia un ratito a intentarlo.

Soy constante y corro una carrera popular el día 1 de junio en San Fernando. La cual dedico a mi mujer por todo el apoyo que me ha durante todo este tiempo. Era una prueba corta de unos 7,5 km. Mi propósito era terminarla y que mi mujer me viera entrar en meta con la camiseta que le preparé por sorpresa dándole las gracias. Me costó muchísimo, incluso durante la prueba me vine abajo, pero sólo el pensar en mi mujer y mis niños pude seguir y terminarla. El tiempo era lo de menos, en 4:36 min. el km.

El correr es lo que me sigue dando vida y me aparta de las comeduras de cabeza. Recorro durante estos 9 meses colostomizado cerca de 900 kms. corriendo. Participo en 12 carreras populares, hago tiradas largas de mas de 20 kms. entrenos por la Sierra, series de velocidad....De pensar en que este año no iba a poder correr, a hacer todos esos kms. y a ritmos en algunas carreras cercanos a los 4min./km.

Finalizo esta etapa dedicándole una carrera a mi familia tal como hice en la primera. Fue en Chipiona, en la Carrera Popular de la Reyerta. Carrera de unos 8,5kms. La finalizo en 4:13 el km de media. En una semana empezaría la tercera etapa, mi operación para la reconstrucción intestinal.


                                          3ª ETAPA- A POCOS KMS. DE LA META



Quería que llegara el día, pero por otro lado no. Pasar por un quirófano no es plato de gusto y aunque ésta vez era una intervención programada y llegaba fuerte físicamente, siempre hay ese miedo al quirófano y al post operatorio.

Soy hospitalizado el 24 de noviembre para ser intervenido al día siguiente. No tenían hora prevista los cirujanos, me dejaron para cuando terminaran con todas las operaciones que tenían programada en esa mañana ya que mi operación requería mucho mas tiempo. Sobre las 11:30 me llevan para prepararme. Los nervios eran como en mi primera carrera. Nervios que poco a poco iban desapareciendo gracias al gran equipo médico que me atendía, empezando por el anestesista, un "cachondo" con el que estuvimos momentos previos a la operación bromeando. Llegó la hora de entrar y como en las anteriores intervenciones. "Sergio, piensa en algo agradable" me decía el anestesista. Con lo que contesté "en mis hijos" a lo que aclamó el anestesista "que bonito" (fue lo último que escuché antes de dormirme)

En esta intervención me reconstruyeron el tránsito intestinal (me quitaron la bolsa) y aprovecharon para quitarme la vesícula, ya que tenía en ella una piedra no, más bien una roca de lo grande que era.

Despierto unas cuatro horas después, con muchísimos dolores. "sedarme por favor" gritaba como podía. "tranquilo, ya te hemos puesto una bomba de calmantes" me decían las enfermeras. Sobre las 20:00 h. me pasan a planta y esa noche la paso mas o menos bien gracias a todos los goteros con calmantes que me pusieron.

Pasan los días y todo va bien, me van quitando las sondas gástricas, otro día la "bomba" de goteros, las sondas de la orina, las 33 grapas por un lado, mas los 7 puntos de otra herida y demás cosas. Me paso 5 días sin poder comer ni beber nada. Poco a poco me incluyen dieta blanda, la cual tolero sin problemas. Incluso empezaba a caminar antes de lo previsto. Vinieron a visitarme los compañeros y amigos del running, RobertoIsrael y Javi, nos hicimos un par de series por el pasillo del hospital. Javi con palo de goteros en mano y yo siempre en cabeza y Roberto e Isra detrás. No estuvo mal para llevar sólo un día andando. Buen rato el que echamos. (Digno de ver, cuatro tíos que se dedican a correr verlos a paso de tortuga por todo el pasillo como ancianos)

Todo iba sobre ruedas, incluso a la semana de haberme operado me iban a dar el alta hospitalaria, pero se presentó un pequeño sustillo. Al segundo día de funcionar el tránsito intestinal, solo echaba caños de sangre unas tres veces al día durante dos días. Lo estuvieron vigilando y haciendome todos los días un hemograma y todo se solucionó, pero querían los cirujanos asegurarse durante un par de días mas.

Y después de 15 dias me dán el tan esperado alta hospitalaria. Acabando aquí mi tercera y última etapa y con el orgullo de haberla ganado con éxito.

Ahora toca recuperarme de esta larga carrera. Carrera durísima física y psicológicamente, pero que fuí capaz de terminarla gracias a toda esa gente que siempre ha estado ahí animándome cada kilómetro, cada zancada, cada caída... alientos de ánimos que siempre me dio esa fuerza que uno solo seria incapaz de tener. No sólo la he ganado yo, también todos los amigos y familiares que me han acompañado y por supuesto esa pedazo de mujer que tengo, Cristina, que estuvo día a día dandome el avituallamiento necesario para que no abandonara.


La meta no acaba aquí, tengo muchas mas metas en mi vida, las cuales alcanzaré y por qué no ganar también.


Nos vemos muy pronto.¡Ya estoy aquí, ya soy yo, ya no hay quien me pare!